sábado, 10 de noviembre de 2012

Venancio (Capítulo Cero)


            Me mandaron a entrevistar a Venancio, un anciano adinerado que vivía sus últimos días, o eso creía yo, en un lujoso asilo: si, los ricos ahora prefieren estar lejos de sus familias … que por lo menos al final puedan hacer lo que se les antoje, que no es poco.Y como no es poco, a Venancio se le dio por husmear en la vida social y fue, como buen hombre de negocios que era, a dar con las narices en el ayuntamiento donde últimamente se debatía, ya no ha cayazos porque no se estila, se debatía decía, los días de pleno en el pleno  y los otros en la cafetería,  el por venir de una presa, modesta, pero que al final, por no ponerse de acuerdo la vecindad, y temiendo la Junta por  el impacto que una decisión arbitraria pudiera tener en las cercanas elecciones, decidió dejar por entero en manos del ayuntamiento, aunque, para especificar un poco más, habría que decir que nunca dejaron los hombres de cada partido de mover los hilos tras las bambalinas… Al fin y al cabo, el verdadero problema estaba en que el presupuesto de la presa, en caso de no llevarse ésta a cabo, sería utilizado para fomentar la actividad hostelera de la zona, bastante rica en turismo rural. Y fue en el justo momento en el que se firmó el acta de aquél tratado, cuando las pegas a la presa comenzaron de una forma más contundente, ya que hasta el momento, solo se habían opuesto los ecologistas, y ya se sabe que siempre son minoría, o eso nos dicen los otros…

            Ya; pues entonces, enemistado el primo ganadero y el agricultor, con el primo hostelero, y éste, a su vez enemistado con el primo constructor, quien a su vez,  en contra de lo que sería lógico, también estaba enemistado por tiquis miquis anteriores con los primos ganaderos y agricultores y al fin, todos a su vez enemistados con los primos concejales por no sacar a la familia de tal berenjenao de  forma ipsofacta y con beneficio general, iban pasando los días sin que el ayuntamiento llegase a consenso alguno, cosa que a Venancio, no se sabe muy bien la razón, le traía desconcertado hasta tal punto, que valiéndose de sus influencias mandó llamar al Alcalde y al jefe de la oposición, ambos los dos primos hay que aclarar, y se comprometió a donar al ayuntamiento dos millones de euros para impulsar la hostelería de la zona si se llevaba a cabo la construcción de la presa. El primo Alcalde, que por cierto, contrariamente a lo que se pudiera pensar, no era familiar del Venancio, le preguntó el por qué de aquella propuesta, a lo que parece ser que Venancio, muy cabal y caballerosamente, contestó que con la presa ganarían los agricultores, ganaderos, y el pueblo en general por ganar una reserva acuífera y que solo perderían los hosteleros al dañar en algo la flora, pero que aún así, si construían una bella presa, habría turistas que quizá se acercasen a verla, y que él, como amante del lugar y deseoso de su prosperidad, quería que tal mejora se efectuase por juzgarla muy buena para el futuro del “Cogil”. A lo que el primo opositor objetó: ¿… y los ecologistas?
-¿Por Dios, me quiere sacar más cuartos para un parque?- Contestó Venancio.
            Y fue así como el ayuntamiento se vio con dos posibles millones en las arcas sin haber entendido muy bien el por qué, cosa que parece ser, no importaba demasiado.

            A ciencia cierta, la verdad de lo que pasó y se dijo en la reunión que mantuvo Venancio con los primos políticos, lo que se dice la verdad, nadie la sabe. Todo lo contado arriba sale de donde salen todas las cosas: de la plaza de Abastos, porque con 100 mil habitantes, dos canales de televisión y un periódico, en el que éste servidor trabaja, los mejores informados, los más atentos a la actualidad social, los mejores conectados sin internet, los más febriles cuenta cuentos e inflamadas imaginaciones, siguen en la plaza de Abastos. Los mejores artículos de nuestro periódico siempre han tenido sus raíces en semejante palacio de la información, o mejor dicho, asamblea de musas… y eso era lo que se comentaba últimamente en la nueva ciudad, que anteriormente fue pueblo y que aún lo sigue siendo, aunque solo sea sentimentalmente, o hasta que las nuevas generaciones tomen el mando social, ya que, los actuales actores del escenario popular no supieron adoptar una actitud acorde con su nuevo título, es decir; siguieron igual que siempre, cosa lógica y normal por otra parte, lo raro hubiera sido lo contrario, que al día siguiente a la elevación, hubieran todos adoptado nuevas costumbres para vivir en el mismo sitio aunque, paulatinamente, hubiese ido creciendo y absorbiendo las aldeas colindantes.
            El gerente del periódico en el que trabajo, por pura casualidad, es primo del alcalde, hecho que dudo mucho tenga algo que ver con la  decisión de entrevistar al “pacificador” de la muy ilustre ciudad del “Cogíl” Don Venancio de las Cabras Peleón, que esos eran los nombres y apellidos del varón, aunque por razones obvias, todo el mundo lo conocía cariñosamente por “el cabras”, claro está, con toda la mala leche, aunque para ésta ocasión el redactor jefe me había dejado bien claro que “Don Venancio” era lo más apropiado para todos: alcalde, interesado, periódico, y claro, para mí.

...continuaré

2 comentarios:

  1. Buen Inicio, Es Que Leo,
    En Casa Recién Abierta,
    De Una Mente Muy Despierta
    y Docta en Sano Plumeo.
    Con Ironía Y Gracejo,
    La Entrevista De Ese Viejo,
    -Venancio De Las Cabras Peleón-,
    Dará Materia Para Un Culebrón...
    Y Como Visita Ya Os He Girau,
    Ponedme, Por Favor,Que No Se Diga,
    Contacto Porque Os SIGA,
    Que Yo A Mi Lista, Sus Hé Incorporau...
    Aplauso. Abrazo.Brindis y ¡¡RIAU RIAU!!

    PD,- Recuerdos A Monsieur Gargantúa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pensaba responderle en prosa, pero me parece que lo dejo.
      No soy capáz de juntarlas como vuesa merced
      para eso hace falta más de lo que yo tengo.
      Aún así no pienso irme, sin manifestarle mi contento,
      y decirle que mientras así escriba, contacto, lista y seguimiento.

      Brindis mil



      Pd: Saludos Cordiales de mi señor Padre Gargantúa.

      Eliminar